Soy una viajera incansable y una amante de los objetos únicos, de belleza excepcional. Birmania, México, Tailandia, India, Turquía, Indonesia. He visitado los pueblitos y mercados de estos países incontables veces desde mi adolescencia, cuando pasé varios meses explorando las islas de Bali con apenas una mochila. Desde entonces, nunca he dejado de viajar, ni de cultivar mi colección de tesoros globales.
Costeña de nacimiento, Cartagena es donde más feliz soy. Y podría decirse que la historia de mi casa del Centro Histórico es la historia de mi vida. Hace más de treinta años, mi esposo y yo compramos allí una casa que desde el principio mantuvo las puertas abiertas a nuestra familia y amigos, y a los amigos de nuestros amigos. Nuestros encuentros íntimos e informales rápidamente se convirtieron en grandes fiestas donde se reunía personas de Cartagena con visitantes de todo el mundo.
Siempre me ha encantado acoger a las personas en mi mundo, y cuando fundé Casa Chiqui hace una década mi sueño era construir un hogar fuera de mi hogar, un espacio de encuentro para otros viajeros como yo. Quienes han visitado mi boutique saben que, en Casa Chiqui, lo extraordinario es la norma.
Y aunque continúo trayendo las maravillas del mundo a mi adorada Cartagena, nunca he pasado por alto la calidad de las artesanías colombianas. Durante años he cultivado relaciones con maestros artesanos de todo el país, cuyo trabajo también se exhibe en Casa Chiqui.
Más adelante, e impulsada por mi hija, comencé a diseñar mi propia línea de joyas y accesorios. Al experimentar con los materiales y técnicas de las artesanías colombianas tradicionales, descubrí sus posibilidades inesperadas y desarrollé algo sorprendentemente maravilloso.
Bienvenidos a Casa Chiqui. Espero que se sientan como en casa. Con cariño,
Chiqui de Echavarría.